lunes, 12 de diciembre de 2011

Paseando con Marcos


          Bajo desde el Paseo por la antigua calle de La Región para encontrarme con Marcos: es aquí, en este espacio para la memoria, dónde nos vemos de nuevo en la fría mañana de otoño. Sabes, Nicanor Parra es el Premio Cervantes. Noventa y siete años mirando las olas negras de la costa de Chile, y aún con tiempo para fijarse en la argentina María Elena Walsh y su poema-canción “La vaca estudiosa”. ¡ Qué metáfora iluminadora para nuestra tierra, una revelación frente a la resignación de las vacas gallegas, de Manuel Rivas ! Es también ahora cuando se acaban de entregar los Premios Nobel: “Querido Tomas”, le dijo Kjell Espmark, miembro de la Academia Sueca, tras la laudatio, a su amigo galardonado Tomas Tranströmer, invitándole a avanzar hasta el rey sueco en su silla de ruedas.

Alumno marista, año 1968_69 (antepenúltimo de la 3ªfila, por la izquierda)
Alumno marista y excursión a Madrid (Zoo): segundo por la derecha.
             Veloz cruzó, por mi memoria, la obra de título homónimo del gran escritor Xosé Neira Vilas, lúcido octogenario cuya presencia en Ourense sentimos cercana este año. Primero en la inauguración de la Feria del Libro, luego con ocasión de los homenajes a su obra “Memorias dun neno labrego”. Sabes, la Revista semestral Raigame acaba de presentar un número monográfico dedicado a ella en la que escribimos Afonso Vázquez-Monxardín y otros. El escritor me escribió por email. Qué amabilidad, y elegancia, qué puesto al día desde su Fundación en Gres (Vila de Cruces). Mira, aquí en este territorio inmaterial de internet has dejado una huella con las “Uvas na solaina”, tu silente bitácora es una fuente de datos de una época y de un tiempo.

               Parados frente a la antigua casa de La Región, en la calle sin aceras, te veo de pronto brillando, azul sobre negro -el blanco gris de la estación otoñal detrás-: eres ya el del retrato realizado por Antón Pulido, joven, atemporal, eterno. Retrato de busto largo, con la luz por la izquierda, sombra azul en la diestra, hablando con los ojos, la mirada atenta tras las finas gafas. Los finos retratos del gaditano Hernán Cortés Moreno a los Padres Constitucionales rememoro ahora, tras su fiesta el Seis (para mi siempre lo fue ese día, sabes, por la feria de Cea, un evento material de “Ronsel inmaterial” que está desapareciendo). Con la mirada desde la memoria echo de menos aquellos retratos de grupo que vieron la luz en este diario por Xosé Conde Corbal. Quizás la mano de Pulido pueda hacer el imposible políptico.

                   Las obras de lo que fue el Banco de España avanzan, pero poco más (que no es poco). El Ateneo desapareció de la torre, como se preveía. No es lo mismo con el Liceo, donde todo sigue igual, al menos en apariencia, pues seguimos utilizando la sala de la Alameda de Blanco Amor. La magna sigue sine die. En fin, te marchaste, galán aún, al final de la segunda edad del Código de Manú. 

En la sala magna del Liceo, su tribuna (foto Miguel Ángel) 
              Un histórico haiku de Basho reproduje aquel día en breve nota en La Región, a modo de despedida. Rodeado de flores y cubierto por la bandera gallega colocada al revés, tras el cristal mortuorio, estaba antonces tu cuerpo mortal. Te dejo este otro haiku -reciente, de Tranströmer (El gran enigma)-, a modo de adiós, algo más que una tradicional palabra cristiana: que el mar te sea leve. Desde el afecto. 

                                                   “Fuerte y lento viento
                                                    de la biblioteca del mar. 
                                                    Aquí descanso”.

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