lunes, 19 de diciembre de 2011

La rama dorada (Toño Fidalgo)

          Hace unos días, al atardecer, subí al Hospital para estar con él como solía hacer en la que fue su última hospitalización. Era la primera vez que estaba acostado en su lecho por la dolencia que lo llevó. Toño Fidalgo, muy enfermo y con el peso de la innombrable en los ojos, se esforzó en levantarse, para sentarse conmigo en la silla donde recibía en las últimas siete semanas. Temblaba al andar, cuando le acompañaba, mas no cejó hasta hacerlo. Me acordé entonces de aquella anécdota de Inmanuel Kant que tanto me impresionó desde la hermosa y sugerente prosa de Erwin Panofsky. Ello me ayudó a evitar que las lágrimas resbalasen por las mejillas, quedando tan sólo en los ojos la humedad, con el recuerdo intelectual del histórico filósofo de Königsberg. 
          Kant, muy enfermo ya y casi ciego, intentó ponerse en pie para recibir a su amigo y médico, y no se quiso sentar mientras no lo hubiera hecho. Entonces lo acompañó al sillón. Allí, después de recuperar el aliento, le dijo: "No me ha abandonado aún el sentimiento de humanidad". 


No último maio, no Ateneo
          Esta era también la educación de mi amigo, educado, delicado y tan caballero. Nos unían infancias parecidas desde el entorno de los conventos de los monjes del Cister, pues él era de cerca de Sobrado dos Monxes. 
          A comienzos de los años setenta nos habíamos conocido en el Colegio Universitario, donde había llegado a mediados de los años setenta, muy joven (en mi caso había renunciado a ir a Salamanca, y él venía de allí de doctorarse). Frecuentaba la tertulia en el Cortijo a la que acudía también los domingos después de la misa en el Santo Cristo el etnógrafo Xaquín Lorenzo. Nos vimos luego en el Ateneo, donde en mi adolescencia había asistido a alguna conferencia de Ramón Otero Pedrayo, y estado con Blanco Amor, de visita entonces en Ourense.

En el Dpto. del Campus.
          Desde los años ochenta desarrollamos tareas de investigación sobre Ourense y Galicia, desde las respectivas docencias. Él con Antonio Fraguas en el Museo do Pobo Galego. Publicó entonces "O afiador", una de las profesiones ambulantes que estudió, centrando en adelante este tema paradigmático orensano.


          Pasamos días de investigaciones de campo por la Ribeira Sacra, en Vilanova dos Infantes o por las comarcas más orientales de la provincia, entre otras. Fueron días de trabajo y alegría por lo conseguido en los miles de entrevistas de etnografía y antropología (y de arte, en lo que me corresponde).



Fue así profesor Universitario del Colegio Universitario primero, luego de la Universidad de Vigo en el Campus de Ourense. Siguió con sus investigaciones sobre el amplio mundo de la ambulancia tradicional, como la de los zapateros (Vilanova de los Infantes). Esta que promovió en sus alumnos, la desarrolló luego ampliándola en su desarrollo turístico, aspecto en el que se centró ya en el Este de la Provincia (con compañeros suyos del Campus).
Su labor divulgativa desde su docencia le llevó a la realización de numerosas jornadas divulgativas más allá de las aulas. Así, supo rodearse de diversos especialistas para las Xornadas de Antropoloxía en el Ateneo, durante años, desarrollando asimismo una decidida actividad en los diversos cursos de verano que llevó principalmente a Celanova. Pero también a Carballiño, dónde el pulpo centró su esfuerzo por años, en un ímprobo trabajo de campo, con entrevistas y reelaboración a posteriori de las que fuimos testigo.

        
           Recientemente había culminado una magna obra colectiva sobre el Carnaval orensano, al que supo conectar con el de Zamora y Norte de Portugal. En paralelo, o al tiempo, desde el Proyecto Ronsel, sobre el Patrimonio inmaterial de Galicia, desarrolló una labor que le llevó a abarcar Galicia, y que dio como fruto escritos, conferencias y algún libro, como "Técnicas tradicionales artesanas"(con la profesora Fátima Braña). 
 
    
      En el Ateneo nos juntamos asimismo en la últimas directivas de la época de la Torre, en los tiempos finales de Morais como Presidente -con el que había estado en los ochenta-, para continuar hasta el pasado mes con él de Presidente. Una hermosa aunque difícil etapa para la institución por la que luchó lo indecible, dándole entrada a gente de valía con ganas de trabajar...


         
           Desde la manifestación de su dolencia tenía reemprendido aquel su estudio inicial de una parroquia rural -que fue Premio de Investigación Otero Pedrayo, en la época en el que se concedía por un estudio singular-. Pero esta era de su parroquia S. Xiao de Grixalba (A Coruña). Está casi concluido. Deja en los tórculos un libro sobre lo Pulpo, que se ha demorado en exceso en la Diputación Provincial. Todavía participó en la vida pública desde el hospital varios artículos en la prensa local.


          Adiós a uno de los grandes investigadores de lo inmaterial (y material) de Ourense y Galicia. Adiós a un amigo, amable y generoso. (Sea, pues, el final del libro de una vida, mas no de la búsqueda -cómo quería el santo de Clairvaux-, que el espíritu sólo se transforma..., en la rama dorada. 

1 comentario:

  1. Hé sido compañero de Toño em Salamanca (La Ponti)y he compartido com el la misma residência. La notícia me comovió profundamente.
    Le agradezco a Xabier si es posible tener la dirección de morada de sus familiares para poder darles mis sentimentos.
    Gracias.
    Francisco Cordeiro Alves, Bragança, Portugal

    ResponderEliminar