sábado, 1 de agosto de 2015

Los diarios de Loureiro desde Eurisaces / Chandrexa

                                       

                                   Entre Lecturas / 1
                                             Publicado no Diario La Región / Ourense
                        Xabier Limia de Gardón

La vida, dijo Emerson, consiste en lo que un hombre piensa cada día. A lo que añadió Henry Miller, en ese caso mi vida no es sino un gran intestino. Cabeza y estómago, pero, ¿y el corazón? También. En los Diarios de Ramón Loureiro (Fene, 1965), publicados en Eurisaces, la efervescente editorial de Chandrexa, hallamos anotaciones personales que nos permiten conocerle desde otros registros. Mas quedan también, visibles, sus características estilísticas, ya que las entradas, sin datar, son todas reelaboración. Así con ocasión de querer acercarse al Pedregal donde Viruco criaba palomas, comenta que estudió en el Instituto Concepción Arenal de Ferrol, junto al desaparecido estadio Manuel Rivera. Desde una idea, divaga hacia otros campos de recuerdo próximo, en asociativas sinapsis mentales. Allí, cuando vivía en las Casas de Astano, hizo atletismo, que abandona por grave enfermedad. Desde la cama siguió en la tele a Mariano Haro, cuarto en los Juegos Olímpicos de Munich, pasión transformada en reivindicación de la trayectoria del gran atleta. El tiempo en la Barriada ferrolana de San Valentín será breve al tener que regresar la familia a Sillobre: su joven madre enferma de muerte, presiente su fallecimiento. De su dolor, condensado en la tolva de su pecho, habla una imagen, la foto que tomó de su tumba, ‘cosa que jamás había hecho’. En su descargo está haber escrito ‘El lejano reino de la Vía Láctea, en el que su madre revive...


Vide Dogranaopan, sábado, 14.marzo.2015

Por los Diarios sabemos de su pasión por el papel y la tinta, y de cómo escribe a pluma en las cafeterías del centro cívico de San Pablo, El Cafeto o Caribe. Mientras, toma café negro sin azúcar, y agua con cubitos. También que le gustaría volver a ter un Madelman o saber nadar. Va hasta Pontedeume y habla con Tucho Calvo de Álvarez Torneiro, periodista al que quiere desde que compartió redacción en un diario coruñés. De sus collages Loureiro aventura que muestra el viento, imagen a la altura de aquel, Premio Nacional de Poesía. Es esta una arte que aprecia, y personifica en Luz Pozo, nonagenaria poetisa de Ribadeo a la que le unen afectos cuasi filiales. 

Idem
Otra de sus querencias es Mondoñedo, con Monseñor Cal Pardo, Simonetta, condesa Dondi dall’Orologio, la catedral y el Obispo fray Antonio de Guevara, la literatura de Cunqueiro, bálsamo en los días de melancolía,… y San Rosendo, santo al que frecuenta con la Real y Pontificia Academia Auriense-Mindoniense, de la que es miembro de número. Así le incluye en ‘La asombrosa conquista de la Isla Ballena’, obra que presentó en Compostela en la librería Follas Novas, con Javier González, y Segundo Pérez, Deán compostelano. Este habló de la búsqueda de la verdad, según Loureiro, quien trató de la ‘escritura como un camino para la intuición de lo inaprensible’. Esa honda vivencia se deja ver. La del Miller de Trópico de cáncer, lo fue tras comprender que su mundo literario era él mismo y los que le rodean. Él se inspiró en los Diarios de Anaïs Nin, con la que compartía camino; mas Loureiro los escribe para hablar consigo, y comprender ‘Las costuras del corazón’. El suyo.

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