martes, 27 de marzo de 2018

VER LO ESENCIAL DESDE EL CORAZÓN


Eduardo González Ananín es desde su testimonio como poeta civil, un claro en el bosque actual.


 A punto de cumplir 92 años se le tributó un homenaje en el Día de la Poesía en el salón noble del Liceo, abierto con música de Mendelsohn y las manos al piano de Ángel Losada Nine, y cerrado brillantemente por José Luís Fernández Díaz quien tocó su pieza ‘Un chisco de Tacho’, que desde Fa menor asciende a Fa mayor en clave de esperanza...





In medio, Emilio Rúa, piano y voz. Carmen Lorenzo con Manuel Blanco, del Grupo Dolmen de poesía, al que pertenece el poeta, pusieron voz en la selección de sus poemas, con José Luís Troitiña a la guitarra, siendo el clímax de la declamación Marina Sánchez, ya fuera de programa.






Puso el colofón la Coral de Ruada, en una tarde-noche en la que aquellas fueron las flores, aunque un ramo para el poeta... 





Este declinó hablar, haciéndolo su hija, y en su voz se hizo presente Argentina, donde vivió desde 1951 a 1983, ‘emigrante desamparado desde lo telúrico’ escribió José Conde, poeta y amigo de la Barca de Barbantes.

Así lo vio en el ‘Viejo molinoVíctor Campio en ‘Tierra compartida’, rememorado al comienzo del acto por Manuel Zabal. Obra de 1985, la tercera de las tres que vieron la luz en Buenos Aires, siendo la primera en gallego de 1997, Rol de cantáriga.







De 2011 es Alegato contra casi todo, obra que remata con aforismos.





Final del acto...
Antes, en el patio de columnas...
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