lunes, 10 de junio de 2024

El cuadro religioso de Valcárcel en la Veracruz


Era el tiempo de Semana Santa/Pascua cuando visité la magna iglesia en Carballiño, obra del gran arquitecto Antonio Palacios. Fue un refrescar la maravillosa sensación de gruta del sacro espacio central. Fuimos hasta allí al funeral de Víctor, párroco de Punxín y otras parroquias del entorno del Barbantiño, asimismo capellán del colegio santo Ángel en Ourense. Una emoción en el interior, fuera llovía...
Tras la ceremonia oficial del malogrado joven pude ver, con calma, la obra que hizo Juan, artista y docente, a veces también escritor, hombre inquieto, apasionado y culto. Es Nosa Señora de Guadalupe, que luce al Valcárcel modo. La patrona de México tiene gran predicamento en esta comarca de emigrantes que hicieron de la República novohispana su tierra de promisión, y tras el regreso de transoceánico han hecho de su devoción algo usual en estas tierras. 

Aquí se halla en un paramento de
 entrada de la parroquial de la Veracruz, preparado desde siempre para el cuadro, que ilumina con su presencia. 
Fueron siete meses concentrado en este empeño, de investigación histórica y, conceptual, un reto inusual en la trayectoria artística de Juan Valcárcel Obelleiro (Tui, Pontevedra, n. 1956), artista asentado en estas tierras carballinenses desde hace décadas, donde alecciona de dibujo en el I.E.S. nº 1. Con los recursos técnicos de luz, sombra y color consigue que el icono original mexicano de Virgen apocalíptica tenga vida con el necesario relieve pictórico en su vestimenta y manto azul, tachonado de estrellas de ocho puntas, en un lienzo de dimensiones casi iguales a la imagen original. En su entorno, el artista desarrolla en la orla áurea un collage con imágenes de fotos de las despedidas ante los barcos con lágrimas y lloros, cargando sus exiguos equipajes, imágenes de fondo, desenfocadas. Este es su dorado resplandor, que interrumpen la presencia de las pilas de maletas, que pinta Juan por vez primera “con potencia de color y no matándolo”, como ha reconocido. 

El cuadro

En ellas, coloca pegatinas de los años 50/60 de hoteles de Estados mexicanos. Así el Colonial de Puebla, el Playa de Cortés en Sonora o el Chihuahua hotel Palacio Hilton. Treinta y dos son las rosas, alusivas a la presencia gallega en los Estados del país, y cuatro camelias blancas por las provincias gallegas a los pies del ángel vestido que sujeta la orla mariana. En el contexto, la milagrosa aparición demostrativa de Juan Diego Cuauhtlatóhuac, el que habla como el águila, ante el obispo, quien el 9 de diciembre de 1531, sábado según tradición, había tenido la oportuna aparición en el antiguo santuario del cerro Tepeyac. Nace así con el virreinato de Nueva España esta devoción sincrética cristiana. 

El artista en febrero de 2022

                                Pormenor final de la obra

El artista, autor de exposiciones, e intervenciones como retratista, cartelista, portadas de libros y alguna que otra orla, ha hecho obras públicas para el balneario de Guitiriz, o en la villa de Carballiño, caso del salón municipal de plenos o el restaurante Fuchela. 

Ha donado por documento el cuadro al templo, obra de arquitectura de la que es confeso admirador. Firmada hace un par de años, hizo además una réplica impresa sobre lienzo para el centro gallego de México. El lienzo habla del saber hacer de Valcárcel con iconografía adecuada y oportuna que enriquece el patrimonio religioso. Una obra realmente redonda.



MoxoM talla un carballo en Vilariño Frío



Foi o mes de maio pasado presente, dito así, ao xeito dos documentos históricos, propicio para as boas novas. Unha delas, en especial, ten transcendencia para a arte pública viaria, mais lonxe de ser unha peza decorativa para unha rotonda ao uso o rexistro céntrase no cerne conceptual dun símbolo da nosa cultura, a árbore. Na beira da estrada do termo de Vilariño Frío, concello de Montederramo, hai unha árbore de nobre porte polo ancho diámetro do tronco que está desmouchada, isto é, podada en exceso. É coñecida como o carballo de abaixo, lugar de xogo para nenos e adolescentes, e espazo de acubillo para os máis vellos baixo das frondosas polas no tempo de verán. Foi respectada cando fixeron a beirarrúa, mais a centenaria árbore, esmoucada fai uns anos, foi esmorecendo, sendo motivo de laios da veciñanza pois formaba parte da paisaxe das súas vidas dende sempre. Alí seguía como unha testemuña parlante doutrora. A asociación cultural dos veciños A Ponte solicitou o pasado ano permiso á Deputación, con competencias directas na estrada, para que Xosé Manuel Rodríguez Mojón (n. 1964), artesán e artista da talla conveciño destas terras fixera unha intervención plástica nel, séndolle agora concedida, e MoxoM, que así firma, púxose co “carballo da lembranza” de inmediato.


 O carballo antes da intervención

MoxoM ten sido na súa arte moi respectuoso coas formas naturais das árbores que traballa para darlles esa nova vida ás vellas madeiras, e transforma de xeito sutil e expresivo. Viu así, na superficie do seu tronco, unha faciana feminina que o chamaba na vella árbore, unha talla respectuosa que fíxo aparecer, engadíndolle uns toques de cor en ollos e beizos. Na cima da fronte, os amputados extremos dos troncos semellan melena. Velaquí o valor engadido dende o seu estilo, cunha mensaxe de sensibilización medioambiental desta intervención de street art. Así tamén coa Moza de Castro Caldelas, que tallou nunha raíz e semella unha fada que se aparece para falarmos ao ao ouvido cando un se senta ao seu carón. Son os rostros que agocha a madeira e que o artista revela. Esta "Dona do carballo” é unha nova entrada no concello, pois en tempos recentes xa fixera os paneis da sinalética explicativa dun tramo da Vía XVIII romana ou Vía Nova, e da antiga ponte dos tempos da Idade Media, pola que o monxe bieito frei Martín Sarmiento atravesou a comezos de novembro de 1705 cando pasou polo camiño real. 


A árbore como eixo do mundo, propicio para a conexión terra/ceo. E amén símbolo de moda, dunha marca galega, Galoha. En Pumbariños, Manzaneda, áchase o castaño famoso de máis de doce metros de ancho, unha das árbores senlleiras de Galiza, lista protectora na que tamén está a sobreira da cidade capital de Ourense, no barrio das Lagoas. 

A inspiración no carballo nunha nova marca de moda galega, Galoha.
 

Recente libro colectivo do carballo de Padroso


carballo de Padroso, Xunqueira de Ambia, ten unha relevancia especial recente pola acción de Bieito Ledo, editor e escritor, con casa natal preto, e pasar nas inmediacións o camiño de Santiago. O deseño dun acaído letreiro polo pintor Antón Pulido con talla de Luís Suárez, no que se lee a inscrición “abrázame”, invita á comuñón coa natureza, sendo así coñecido como carballo das apertas. No de Vilariño Frío está a brotar unha pola. Así lle pasou ao vello olmo seco e centenario "en la colina que lame el Duero”, cantado por Antonio Machado...


Así foi tallandoa en maio..., e así foi o carballo noutros tempos...

lunes, 15 de abril de 2024

Barreira sóloEDADES, en el Campus de Ourense


Hace unos años la escritora norirlandesa Maggie O’Farrell escribió su autobiografía que tituló “Yo soy, yo soy, yo soy, tras diecisiete roces con la muerte”. Es este un sentimiento que puede compartir Fernando Barreira (Verín, n. 1964) quien, tras casi una década de duros golpes familiares y de salud, que pusieron a prueba el vaivén vital de su destino, ha reafirmado su praxis plástica en el tránsito desde la disciplina del trabajo, para reiniciar ahora el pulso artístico expositivo, sin perder un ápice de su usual ironía lingüística, que aquí muestra ya desde el título, sóloEDADES. La muestra se ofrece así, decantada, tras el tiempo de fermentación, afirmando y afinando el color, y el decidido trazo, con ampliación de su espectro temático, un vino con nuevos matices.

Este proyecto para la sala Alterarte es una caja de resonancia dentro de la escaleta expositiva del programa Reciprocidade, que coordina en este curso universitario Javier Blanco, profesor del campus y artista como “Riomao”, siendo Teresa Grande Taboada comisaria puntual y cómplice necesaria. En la pequeña y carismática sala el internacional artista reafirma su yo, tras cuarenta y cuatro años desde la primera exposición, en el colegio La Salle de Verín.

Desde entonces, Madrid, Mallorca, Málaga y Porto, Portugal, hay sido bases vitales, giro espacial que lo ha traído hasta su Verín natal, espacios y tiempos en los ha participado asimismo en colectivas en diversos certámenes en Lisboa o Zurich. En Ourense Pecados provinciales, 2017, en Visol, y su antológica del Museo Municipal en 2010, a poco de regresar a Galicia. La exposición actual tiene, no obstante, un precedente referencial en La infame infancia, 2014, en la galería madrileña Ministerio de Asuntos Importantes, realizada en la estela de sus cincuenta años, cuando llevaba treinta y tres de exposiciones. En paralelo, aquí y ahora, el artista despliega en cinco obras el muestrario de su vocabulario plástico y esencias, con su savoir faire en sala. Con La cuchara de Manolito homenajea a Manolita Chen, pionera gaditana en visibilizar a las personas trans en el franquismo.


La mirada se dirige desde el vano de entrada al políptico en que hace repaso, desde los fondos que iluminan dinámicas figuras, su trayectoria, con la exposición inicial, siendo un adolescente, pasando por el rojo y otros colores, para acabar con rojo cadmio final. Entre medias, secuencias con fondo negro, una en su juventud y la más reciente, revelan su estratigrafía vital. Enfrente, un concepto expresado dos a dos, en dípticos, en color y fondo blanco, respectivamente, que remiten al odio, desconfianza, desprecio o la vanidad.

Son sentimientos relacionables con Las Lanzas, al fondo. De raíz velazqueña son cuadros individuales que crean una secuencia tripartita, abrumadora, con elementos de madera sobrepuestos y a los lados que llegan hasta los marcos, y cuyo borde inferior, del negro al amarillo, ayuda a ver el desarrollo conclusivo, donde la corporeidad se patentiza. Finalmente, el Tesoro del Delfín, piezas blancas inspiradas en las alhajas herencia de Felipe V, parcialmente desaparecidas, que aluden a renuncias y/o pérdidas, instalación en cajones con leyenda lateral manuscrita y el duende veloz retroiluminado, icono de Barreira que nos transporta. Una reentré solemnizada por el vicerrector del campus y el presidente del Parlamento de Galicia en el vernissage.



viernes, 15 de marzo de 2024

Manolo "Buciños", edificio Viacambre, Ourense, Galicia


              Relieves del pilar de entrada a las galerías del edificio
 


















martes, 12 de marzo de 2024

Los alegres interiores de Francesch en Ourense

 En el CCMV, esto es el Centro Cultural Marcos Valcárcel, Héctor Francesch presenta en la sala 1 sus interiores 





El artista (A Coruña, 1977) lleva en el arte veinticinco años con numerosas muestras, mas es ahora y aquí donde hace su primera gran exposición, que la sala tiene espacio dabondo, y trae una obra, con variaciones, más de sesenta.


El autodidacta y versátil Héctor, de raíces catalanas aunque A Coruña es su ciudad, como muestra su afirmación de que siendo adolescente ya se fijaba en la obra de Luís Seoane...

Salón a dos alturas



Se ha ido expresando en su caminar vital desde el diseño textil, a la serigrafía e ilustración, sobre todo, impartiendo además clases en la Fundación del Centro Internacional de la Estampa Contemporánea de Betanzos. En paralelo ha firmado el cartel de fiestas Mª Pita 2021 y hecho diversas exposiciones en Moret Art, galería con la que acude a la feria madrileña de Arte Contemporáneo, ARCO. 


También ha hecho destacados proyectos de efímeras instalaciones. 



Este de aquí es un trabajo muy de diseñador, consiguiendo con una paleta de colores planos, desde lápices de color y acrílicos, una iconografía de aire pop-naïf, simple y alegre, de formas recortadas. 

Son todos, dibujos lúdicos de entornos cotidianos, de interior, que quieren ser bodegones contemporáneos, desde un dominante carácter general de ilustración gráfica.


Fuera del marco de la pared, añade en el centro de la sala, sobre pedestales, pequeños formatos metálicos, estructuras planas de acero negro con corte laser, bidimensionales y pintadas, en un vistoso juego de instalación decorativo-escultórico en diálogo formal con las otras. 

Está comisariada por Matilde Rodríguez, quien le ayuda a desplegar en sala este reciente caminar creativo del último quinquenio.