Expone pintura, miscelánea de pasión e impulso. Son obras realizadas desde hace varios años, con diversas líneas de acción, relámpagos de luz en las vicisitudes cotidianas de su acción básica, la de ser arquitecto.
Desde su tierra -entonces apenas feria con pulpo, y augas calientes salútíferas en la vecina Partovia-, sale para hacer arquitectura (título en Barcelona, 1974).
Luego hará viajes por América (Panamá, claro, México, Ecuador, Colombia). Profesor de proyectos en los ochenta y noventa en A Coruña, y hasta hace pocos años en Guimarães (Universidade do Minho), siendo la pintura una actividad relevante entreverada de experiencias escultóricas frustrantes por frustradas.
En la Galería de Arte Visol (realización suya de 1990), y presidida por un gran díptico concebido in continuum que modifica desde hace varios años, presenta una muestra de sus inquietudes pictóricas, óleos, y pintura sobre diversos soportes, tela o madera, alguna más hermética por elaborarla desde la línea, fundamentalmente, por mas que en otras los definidos colores sean una inestimable ayuda identificativa. La inspiración brota haciendo obra civil, como en la acuarela de la Terra Chá, momentos que son diversas imágenes de ella, sensaciones, impulsos de un paisaje..
Un aparte, en las obras en papel de estraza presentadas en cajas ad hoc, diseño propio, para el proyecto de la antigua fábrica de papel de Lousado, en Piñor, concello sito aguas arriba del Arenteiro. En compromiso con la Fundación del Síndrome de Down de su propietario, Rodríguez Presas.
Fernando Blanco, una voz plástica distinta. La de un resistente, desde la pasión, con los ángulos arquitectónicos y el trazo gestual del corazón.
