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martes, 31 de mayo de 2016

IRIA BLANCO, O CUANDO LA FARMACÉUTICA PINTA


Xabier Limia de Gardón. 
El texto base, artículo en La Región
ARTE ET ALIA


Las obras de Iria Blanco Barca (Vigo, 1976) en ‘Los colores del jazz’, del Centro Cultural, son una evocación de un tiempo y un mundo, aquel de Miles Davis, y el cine en blanco y negro. Su imagen y su música inspiró el primero de los cuadros de la exposición, y luego vino el documentarse, con un film, y disfrutar...

La influencia de la música que escucha la artífice, cuando pinta, y también los músicos de su entorno familiar son causa y complemento pues, ¿cómo es el hilo madre de la madeja con la que tejemos los sueños?

La muestra tiene una tonalidad cromática que es una adaptación consciente del ambiente afroamericano musical de Baton Rouge y New Orleans, en el estado norteamericana de Luisiana. Ese mundo, y esa música, que en los cuadros muestra con tonos apagados en sus colores acrílicos, cual la sordina de algunos temas musicales. Mas, ¿es el negro un color, podemos preguntarnos, o sólo resulta ser, ausencia de luz?



Esta una imaginativa exposición trata de emociones y sentimientos desde aquel músico, y además de Duke Ellington, Louis Armstrong y su banda, con Billie Holiday, Woody Herman y su orquesta, entre otros. Muchos de ellos aparecen en la película de Arthur LubinNew Orleans’ que pesó en la selección, y la estética, dependencia que equivale a la de un poeta y un pintor, mas aquí desde lo audiovisual. Ello nos trae así el recuerdo de 'The Cotton Club', o 'Bird', de Coppola y Eastwood, respectivamente, películas que abren el abanico en torno al lugar donde las grandes figuras actuaban, y la biografía del gran saxofonista Charlie Parker. Y también la película de animación ‘Chico y Rita’, de Trueba, Mariscal y Errando, en torno a Chico Valdés y Rita Labelle, premiada en torno a 2010 cuando la viguesa Blanco Barca apuesta por esta temática, en su primera exposición individual en la sala de la Casa del Libro. E incluye asimismo la presencia local de los Saffron. 

La pintora en Ourense
Desde el ámbito de la Sanidad pública, en la farmacia hospitalaria,  en la que desarrolla su profesión, Iria Blanco siente la vocación desde las mujeres de su familia, senque valoran el arte. En paralelo a sus estudios profesionales ha ido cultivando esta pasión en la escuela de Fernando Artal, y su esposa María José, a la que ha vuelto en los últimos años, ahora con su hijo Arquímedes, tras la jubilación de aquellos. Comenzó poco a poco a participar en colectivas, hasta que con esta muestra da inicio a su aventura, llevándola a la capitanía marítima de Bayona. En 2016 la trae a Verín y al finalizar la lleva a Chaves (Portugal), antes de recalar en la sala pequeña del Centro Cultural de la Deputación provincial, que es entre nosotros el espaldarazo definitivo. 

En Verín
Aquí, en la capital del valle tamagano, se le une Xosé Rivada, interesante pintor y escultor, quien añade algunas de sus apropiadas  esculturas, en relación con el tema. La acoge además, en su paisaje y tierra que tanto ama y conoce. Río abajo, hasta Chaves: una de las ventajas de hallarnos en la Euroregión, mas que debería ser una práctica constante, y también a la inversa...

La sala en Chaves
Son pinturas sobre lienzo de tamaño medio, entre las que deben destacarse alguna de ellas en relieve que, a modo de acordeón, introducen una variante técnica muy femenina... Antes la pintora había realizado obras con madres gestantes y neonatos, y también de surf, tres de sus querencias temáticas, profesionales y de afición. A ellas se unirá ya en adelante, en su biografía, esta del jazz, música que es en si misma paradigma de la multiculturidad y la tolerancia.

Como Charlie Haden y Chet Baker en ‘Enjoy the Silence’. Sublime.


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