A fines del pasado febrero, inagurábamos en la base de la antigua
escalera abacial del ex-monasterio benedictino de Celanova la exposición
permanente 'Rvdesindvs' de José Antonio Ocaña Martínez. Mis palabras antecedieron a las
del artista, emocionado, ante amigos, autoridades locales y su pareja. La exposición se instaló en la torre: en la base un magno políptico-instalación, obra excepcional. Arriba, con acceso desde lo alto dela escalera, la exposición de 1977, que asciende por el exiguo espacio hacia las campanas y los cielos.
24/02/2014) y titulado 'El museo natural de Ocaña'
Hace unos años ya que Ocaña Martínez firmó la cesión de sus obras sobre San Rosendo, mas hasta ahora no se ha materializado el museo dedicado al santo.
Son cuadros de gran interés para todo lo que es Celanova y pertenecen a la primera etapa del artista, vinculado a Ourense en su niñez y adolescencia. Siguió luego estudios y trabajo en Madrid, dónde reside, sin desvincularse con nuestra vida cultural, con exposiciones en el Centro Cultural, Visol y el Museo Municipal, en las que ha mostrado sus caminos plásticos. Su madre, en constante presencia hasta el pasado año, y los amigos, son estímulos: el rescoldo de los años primeros, lazos permanentes.
El contacto y entusiasmo de Anxo Martínez a mediados de los años setenta es el detonante de esta muestra indefinida mas con espíritu de permanencia a punto de abrir sus puertas. Enriquecer el patrimonio cultural es un arduo empeño que habla de visión trascedente y continuum a la vez. Las obras que el artista realizó en su juventud, pinturas de cola al temple de huevo, antigua y precisa técnica que completó con óleo para las veladuras sobre lino muestran la historia del fundador de la Abadía, Rudesindus Gutiérrez, en la estela de los grandes artistas renacentísticos que entonces
estudiaba Ocaña.
Expuestas inicialmente en 1981 en Ourense y Celanova, volvieron en 2007 a la tierra dónde se concibieron para la celebración del Año Jubilar del santo en el MC aniversario del nacimiento. En el Centro Cultural primero, en el sobreclaustro reglar celanovense después, mostró una fuerza creativa que expresa la fe en una de las raíces más preclaras de una tierra importante en la configuración de la nacionalidad de Galicia. ‘La llave de Celanova’, salió entonces para la Catedral de Ourense, a propuesta del canónigo Miguel Ángel González, entonces en la comisión Año Jubilar.
Su cuadro luce en la destacada capilla del deambulatorio catedralicio. |
La muerte de S. Rosendo, una de las pinturas realizadas ca. 1977. |
Cosiendo se construye, mas bordar es la excelencia. Aguja, hilo, dedal, y paciencia sobre la escogida tela. En silencio, emerge poco a poco, sutil, en relieve y con colores. Es la técnica artesana femenina por antonomasia, que atraviesa los siglos y desde las tumbas se levanta de su íntima oscuridad hasta los museos. Desde el anonimato mantenido invariable durante milenios, la situación cambia con la irrupción de la mujer en el campo del arte contemporáneo, ocupado históricamente por el hombre. Así Anni Albers, que investigó en los años treinta del pasado siglo formas y colores, o Louise Bourgeois en los ochenta. Su araña de bronce ante el museo Guggenheim evoca a la mujer -su nombre es 'Mamá'-, en clave de sinécdoque. Cómo las palabras salen de la boca, sus tejidos hilos sostienen la vida, según expresión de Amalia Bautista en su poemario Hilos de seda. En las exposiciones de Iratxe Larrea, Elena del Rivero o Victoria Civera, como también en las de María Puertas o Neves Seara, son parte significativa. A ellas, desde el silencio, queremos añadir, una artista: María Rosa Martínez Gil (1928-2013), que fallecía hace una semana en Madrid.
Gallega de Montecelo de Crecente (Pontevedra), afincada en Tamallancos y Ourense por razón del trabajo de su esposo, en una época indeleble en su memoria conservando casa, pese a los muchos años de vida en Madrid con su hijo, el conocido artista José Antonio Ocaña Martínez. Con él colaboró en sus proyectos expositivos en las últimas décadas de su longeva vida. Suya es la costura en hilo de oro en la sandalia del Ángel músico del políptico-instalación de San Rosendo, realizado ex profeso para el Año Santo en 2007. Un tiempo entre costuras también el suyo, mas distinto al novelado con éxito por María Dueñas. Sus obras se han podido ver asimismo en 2004 en la exposición Mantelius de su hijo en el Centro Cultural de la Deputación, y así aparece en el catálogo: unas creaciones de aire cartesiano, vanguardia tridimensional desde el color, sobre tela de lino belga cruda, hilos de lino naturales y algodón natural, mas también hilos de oro o plata fina. Sus primorosas realizaciones cruzaron el Mediterráneo con la obra de 'OcañaMartínez' hasta Ferrara (Italia, 2008: 'Persiguiendo horizontes'), en la Fundación Cosme Tura. Recientemente en Ourense han estado presentes en 'O feminino como pretexto' (Mº Municipal, 2011), retrospectiva de la trayectoria plástica de José Antonio. Hasta aquí su 'history', minibiografía desde la que pretendemos visibilizar una mujer que salió desde su intrahistoria -las labores de mamá-, de la artesanía anecdótica familiar del bordado popular, al mundo de las bellas artes: un salto del arte menor al mayor, desde su conocimiento de las telas y de su hijo, expresando desde el pragmatismo el pensamiento estético de aquel, de colores y formas. En el primer día de difuntos, en que ambos estaremos sin nuestras madres, el femenino arte del silencio, una creación desde la aguja por descubrir.
Recreación del proyecto escultórico de Ocaña para el claustro reglar celanovés, de 2006.
No hay comentarios:
Publicar un comentario